Retomando el camino: Cuando un caso se oculta o no se conoce , sencillamente no existe

Tras bastantes meses hibernando, de nuevo despierta el presente blog. Bitácora que nació como resultado de una esperpéntica reunión, en una tarde de abril del 2010, con el entonces mandatario extremeño Guillermo Fernández Vara, al comprobar la falta total de preocupación, disposición y empatía hacia una niña con muy serios problemas a la que el Sistema educativo extremeño negó y en modo alguno dio los apoyos hacia sus necesidades educativas, que poco a poco fueron dando lugar a un total aislamiento de compañeros y maestros, para posteriormente marginarla, discriminarla y hostigarla, lejos de esos apoyos y respeto necesarios que la propia L.O.E. marca. Represión, acoso y derribo hacia ella y, por ende a mi familia, centrada principalmente en la figura paterna, tras denunciar estos graves hechos. En la actualidad mi hija, la víctima principal, está fuera de los colegios tradicionales, llevando en esta situación prácticamente cuatro cursos y ya definitivamente exiliada, dada la INCAPACIDAD  de todo un Sistema Educativo Extremeño para que se verifiquen sus derechos.

Estos cuatro meses de silencio han sido debido a ciertas recomendaciones de terceros que entendían debía “capar” o no mostrar ciertas informaciones referentes a este vergonzoso caso de acoso escolar e institucional. Si bien, en principio se han “capado” e incluso borrados ciertos escritos e informaciones varias, no he conseguido nada positivo al respecto, puesto que supongo tendría que  haber suprimido y usado unas tijeras mucho más drásticas respecto a este y otros blogs que poseo. Aunque entiendo que la idea era buena y la actitud también, he de decir que este y otros blogs que se abrieron buscaban no una solución eficaz a mi problema principal, que no es ni más ni menos que el de una niña obligada a una radical soledad, hostigada sistemáticamente y huérfana de medidas de apoyo educativo hacia sus necesidades reales; sino la concienciación social, la denuncia y divulgación de miserias y vergüenzas institucionales, ante casos gravísimos de acoso y derribo; en este caso escolar hacia mi hija e institucional hacia mi persona.

A pesar de que una de las máximas para erradicar y luchar contra la lacra del acoso en cualquiera de sus manifestaciones es la denuncia pública, con el fin de desbaratar ese terrorismo minante y así señalar al hostigador/es, en modo alguno se me ha comprendido, incluso por quienes víctimas de algún tipo de acoso, entienden que este no es el camino correcto para llegar a buen puerto. A ellos les digo, como ya lo intenté otras veces, que  la difusión y denuncia con estos escritos no son el instrumento directo para solucionar mi problema, pero sí quizás para despertar conciencias y señalar tan míseras conductas, pues entiendo que la generalización de estas prácticas podría dar lugar a una verdadera concienciación social contra esta violencia oculta.

La solución no pasa por propuestas a la corrupta administración que me ha derribado (que no pocas veces se hicieron), sino por llevar a los Tribunales a tanto incompetente y mísero administrador-político que usando las armas de un buen fascista que se precie ha hundido en la más infinita de las soledades y ostracismo a una niña que ya ha perdido su infancia y parte de su adolescencia y futuro próximo. Recordar que no tengo, como otras personas la suerte de contar con la debida economía para que un letrado decente y valiente me pueda representar al día de hoy (aunque estoy en ello), ni siquiera la ayuda de abogado sindical. Tampoco la debida ayuda psicoterapeútica para quien la necesita, pues incluso quienes están obligados a ello, con su corporativismo exacerbado negaron incluso el auxilio a una niña que intentó expresar ese ambiente escolar de exclusión, discriminación y maltrato consentido y siguen negando cínicamente ese acoso escolar constatado. Del padre qué decirles, me tratan poco más o menos de paranoico agresivo…

Retomo pues el camino de la denuncia pública, luchando, cómo no, contra el olvido y oscurantismo que sólo interesa a aquellos indeseables que intentan y buscan tapar con sus agresivos temores sus Síndromes de Diógenes institucionales, pues es obvio que cuando un caso se oculta o no se conoce sencillamente no existe…